Nunca pensé que me emocionaría por ver el sol más allá de una ventana y que
respirar sin paredes de por medio me haría tan feliz. Me sorprende la capacidad
del ser humano para crear rutina en una constante incertidumbre y cómo nuestras
prioridades pueden cambiar tan rápido. Lo que antes llamábamos normalidad roza
ahora lo extraordinario, donde la belleza aparece en lo cotidiano. Mayo nos
devuelve la vida en apenas una hora, pero debemos andar con cuidado. Abracemos
la responsabilidad, para no dejar que vuelva a marcharse la libertad.
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