miércoles, 25 de diciembre de 2019

El viaje de una nómada


Me enamoré del infierno,
del miedo y de la brisa.

Grité deprisa en miradas ajenas,
fotografié la risa de quien solo llora.

Creí que en ese mundo de palabras huecas,
que lloran y sufren pero en portada quedan,
vacías de indiferencia.

Rotas de inconsciencia
que sienten, aman y pecan.

Que maquillan la rabia
de quien calla el dolor,
que retuerce en su pecho
Lo que llamaban corazón.

Ese que ya no es más que un ciego motor
que bombea por costumbre
y sin razón.

Vetado, perdido y olvidado.

Roto de ganas,
muerto sin alas.

Cupido suspira,
sus flechas aguardan.

Camino de espinas,
de rosas plagadas,
sendero de piedras
que a tus pies se levantan.

Ovación de sabios que desnudan el alma,
que imprimen en su pecho
memorias ensangrentadas.

De recuerdos a oscuras, 
de minutos enjaulados
en la locura del cuerdo
al que habían encerrado.

Por ser diferente,
en el puzle desencajado.
Suspiros del tiempo
retorcido y amoratado.

Que quedó prendado de la prisa
que dibuja su sonrisa
entre las vías de ese tren
que es vida.

Y decía Machado “se hace camino al andar”.
Pues yo ya estoy cansada
de bucear en alta mar,
de naufragar en el abismo
sin echar la vista atrás.



4 comentarios:

  1. Sigue con esa inspiración,Rocío.
    Me gusta mucho

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  2. No hay mejor regalo de Navidad que un poema tan profundo y expresivo como este. Una explosión de sentimientos con un juego de palabras que empapan la mente. Pública mas poemas así, y participa en algun concurso literario. Ánimo Rocio!!!

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    Respuestas
    1. Me hace muy feliz que te haya gustado. Muchas gracias por comentar.

      Un abrazo

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