¡Espero que os guste mucho!
“EL ESPEJO”
Esa
joven africana que con timidez observa la superficie pulida y resplandeciente que yace oculta entre sus manos. Sonríe. Se
siente tan afortunada de poseerlo, que le da vergüenza incluso mirarlo. Lo
llaman espejo. ¡Qué gracioso es verla contemplarse y dar vueltas mientras ríe!
No tiene nada, pero ese trozo vítreo la hace considerarse poseedora de un gran
tesoro. Llama a sus hermanas y los ojos de estas reflejan una inocente sorpresa
al verlo, al verse, y se ocultan tras la falda de su hermana mayor. Aún no han
superado lo de Jasmine, pero por un momento se las vuelve a ver felices.
La
muchacha vuelve a mirarse: ¡qué afortunada se siente! Hacía tantos años que no
contemplaba su rostro moreno, marcado por el sol, que apenas se reconoce; se ha
convertido en toda una mujer.
No
se fija en ese grano de la frente, ni en esa maraña de pelo encrespado, no le
importa. No se queja por ser demasiado
bajita, ni se percata de que un poco de rimmel le agrandaría los ojos y que un
poco de colorete le marcaría los pómulos. No cuenta los días para llevar
tacones y no le importa tener una sonrisa torcida, tan solo ríe. No compite por
llevar la ropa más moderna, ya que apenas tiene. Simplemente se mira y disfruta
mirándose, porque tiene sueños más allá de lo mundano, de lo artificial, porque
cree y porque se quiere a pesar de no ser, de no tener nada.
No
lleva corona, pero es una princesa, no necesita capa para ser una heroína, ni
maquillaje para ser hermosa. No es perfecta, pero ¿acaso alguien lo es? Ese
pequeño fragmento cristalino le devuelve por apenas unos simples instantes la
alegría, le hace olvidar su dura vida, su lucha por la supervivencia, el
recuerdo de Jasmine, la más pequeña de las hermanas que, convertida en ceniza,
voló en busca de una vida mejor. ¡Con qué poco se puede ser feliz! Quizás
deberíamos aprender de esta joven que con algo tan insignificante puede encontrar las fuerzas para vivir.
Si
en la sociedad en la que vivimos preguntamos a una mujer cómo le gustaría verse en el espejo, en ese que tanto ha
impresionado a nuestra chica africana, quizás diría que le gustaría ser más
alta, más delgada, más guapa, tener unos ojos más grandes o quizás más
pequeños, una sonrisa perfecta o menos arrugas, ser más joven o puede que más
mayor. ¿Alguna vez la escucharemos decir que le gustaría ser feliz? No lo creo,
estamos envueltas en un tupido velo de estereotipos que nos atrapa y nos impide
ver el mundo más allá de él. La vida se ha convertido en una competición que
nos lleva a anhelar ser como las demás, a querer lo que no tenemos y a olvidar
que lo que hace a una mujer única son sus perfectas imperfecciones.
Mujer, única, perfecta y transparente,
como un espejo.
* 3er premio del certamen literario "Rosalía Sala Vallejo"*.
Vuelves sorprenderme Rocío, Sigue así llegarás lejos como escritora
ResponderEliminarHola, Zoe!!
ResponderEliminarQue bonito alegato sobre la mujer. Ha sido precioso. No tengo palabras para decirte lo maravilloso que leído ahora mismo *-* Muchas felicidades por el premio, lo mereces :) Estoy de acuerdo en todo lo que has dicho como conclusión, sin duda, la vida se ha convertido en una competición y eso no es bueno..
Por cierto, he nominado a tu blog para un LIEBSTER AWARD ^^ espero que te animes. Te dejo la dirección para seguir los pasos:
http://librosrecomendados132.blogspot.com.es/2016/07/liebster-award.html
Un abrazo :)
Mil gracias!! Se que hace muchísimo del comentario pero me hace tanta ilusión leerlo que quería agradecertelo. Eres un sol!😊
Eliminar